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Repetición de la Ghilini-Piola y Trilogía de directas en el Eiger

Roger Schäli y Robert Jasper vuelven a unirse en la cuerda para rubricar la primera ascensión en libre de la célebre Directísima de Ghilini-Piola, una machada de 1.400 metros que coquetea con el octavo grado, en la mismísima Norte del Eiger. Con esta ascensión completan su trilogía particular en la excitante vertiente.

 

“Estamos en lo alto del Tschechenpfeiler, en la mundialmente famosa Cara Norte del Eiger. Enfervorizados, nos fundimos en un gran abrazo! ¡Sí, lo hemos logrado!”, así nos cuenta Roger Schäli sus sensaciones tras lidiar con la “fragilísima roca” y el “aseguramiento “precario” del kilómetro y medio vertical que en 1983 se bautizó como Ghilini-Piola Direttissima y a la que ahora le ponen el punto rojo escalándola en libre y del tirón.

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La rutas directas son la forma que tiene el alpinismo de darle la razón a Alfred F. Mummery quien expresó que “cuando todo indica que por un lugar no se puede pasar, es necesario pasar. Se trata precisamente de eso”. Rutas disparadas como misiles de la base a la cumbre o la arista cimera, que ostentan dificultades mucho más exigentes que otras líneas de discurrir razonable. Tres de ellas, en la Norte del Eiger, han caído en el saco de la cordada formada por Schäli y Jasper, habiendo hecho sucumbir la Directísima Japonesa en 2009 y la Directísima Harlin un año más tarde, en una delirante trilogía sobre la pared más respetada de los Alpes.

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Establecida en cinco días de finales de julio del 83, esta última directísima fue obra del escalador ginebrino Michel Piola y el francés René Ghilini, tras varios intentos infructuosos los años anteriores. 1.400 metrazos forman una vía que persigue la atrayente arquitectura de roca y hielo del pilar más prominente del Roten Fluh. Una ruta en la que retirarse no es la mejor opción, pues el descenso obliga a complicadas maniobras con la cuerda.

“Habíamos soñado con este desafío mucho tiempo y hemos entrenado muy duro para lograrlo. Nuestra primera ascensión fue hace siete años, en el verano de 2006, cuando lográbamos llegar a la cumbre tras dos días y medio de escalada bajo una escalofriante tormenta”, rememora la cordada, que ha conseguido liberar la ruta en su totalidad, escalando sin ningún tipo de ayuda artificial, en una sola jornada y dejando su cotación en un intenso IX-X (7c+). “Pocas palabras pueden definirlo, simplemente es un logro deslumbrante, una ruta excepcional”.

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Fuente: www.rogerschaeli.ch / www.robert-jasper.de

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