Andreas Fransson era un viejo conocido de los lectores de www.barrabes.com. Ayer perdió la vida junto al canadiense JP Auclair, en una avalancha que se produjo en el Monte San Lorenzo, Patagonia.
Junto a ellos también iba el esquiador y realizador Bjarne Salen, quien habitualmente tenía la gentileza de enviarnos las noticias y los videos que él rodaba y Andreas protagonizaba a lo largo del planeta. Por suerte, Bjarne y el también sueco Daniel Ronnbak, han sobrevivido a la avalancha.
Recordamos su descenso del McKinley, o de la Aguja Poincenot, primeras mundiales que causaron asombro en la comunidad.
Como sentido recuerdo, volvemos a publicar el gran video llamado “Happy Winter”, protagonizado por Andreas Fransson y realizado por Bjarne Salen, que recibimos hace 11 meses. Quizás uno de los más bellos que jamás hayamos recibido.
También recuperamos la traducción que hicimos en la noticia que acompañaba al video de las palabras pronunciadas en él por Andreas, que ahora cobran especial emoción. Una vida plena vivida con intensidad en la montaña.
“Amo estar arriba en la montaña, amo recibir los regalos de la naturaleza. A menudo me gustaría devolverle algo a cambio. Dicen que la gente es más feliz cuando es agradecida. Así que quizás lo mejor que pueda ofrecer a la naturaleza sea mi agradecimiento. De esta forma hay un intercambio entre ella y yo. Me gusta encontrarme con los elementos, porque eso me ayuda a ver mi verdadero ser.
Y cuando esto ocurre…me siento vivo.
Las cosas cambian. Ya no estoy más ahí fuera en busca de la perfección. Ahora se trata tan solo de salir a la montaña porque me he dado cuenta de que es la mejor manera que tengo de pasar mi preciado tiempo en la Tierra.
Cuando estoy en ella, mis amistades también muestran su verdadero yo, y según compartimos la magia de la naturaleza, nuestra amistad se profundiza. Allí la vida parece que está buscando una excusa para brillar a través de todo: de mis amigos, la montaña, la naturaleza, mis esquís, mis animales de compañía, el cielo, las plantas, las grandes y pequeñas acciones que las personas hacen en su vida cotidiana…amo la belleza y la paz que se encuentra en la montaña. ¿Quién no se siente tocado por la belleza de una puesta de sol?
También amo la montaña porque me obliga a aprender las lecciones que tengo que aprender. Si no quiero aprender a leer las señales, a escuchar, a sentir y a ser humilde, pagaré un precio. Algunas veces no quise aprender, y tuve que pagar por ello, de muchas maneras.
Pero también he hecho mis deberes…he aprendido, he estado receptivo, he estudiado…y entonces…puede que tan solo un par de veces cada año, si hay suerte…el gran momento nos alcanza…y entonces…no hay palabras que puedan expresarlo…
Y es que no tiene que ver con escapar de la realidad. Sino con bucear profundamente en ella.
Me siento agradecido por poder llevar una vida diaria en la montaña. Por poder experimentar las escaladas, los descensos, por poder aprender de la madre naturaleza día tras día, año tras año, mientras ella me lo permita.
Para mi el secreto es estar con ella y, como en cualquier otra relación, tienes que estar abierto día tras día. En los días buenos podemos disfrutar de la perfección de la creación. Y en los días duros…bueno…es duro…pero de la oscuridad, la duda y el esfuerzo, poco a poco nace la sabiduría.
La vida madura. La muerte llega a todas las cosas. Disfrutad de vuestras existencias. Haceos siempre más fuertes. Estoy agradecido por haber podido pasar otro año en la naturaleza, por todas las grandes y pequeñas aventuras vividas.
Y por todo lo que está por venir.“
Descansen en paz.
